jueves, junio 14, 2012

La eterna pregunta: ¿Béla Bartók o Lady Gaga?

El dueño de la casa no se fatigaba en complacernos, hasta que una de las señoras –recuerdo perfectamente que fue la esposa del editor Radbruch- se creyó en el caso de hacer observar que con toda aquella música ligera bien pudiéramos estar molestando al gran compositor que se encontraba entre nosotros. Otras personas fueron del mismo parecer y Adrián, que nada había oído, se dio cuenta de que nos ocupábamos de él y preguntó intrigado de qué se trataba. Al decírselo, protestó con calor. De ninguna manera, andábamos todos muy equivocados. Nadie podía experimentar un placer mayor que el suyo al escuchar aquellas composiciones, verdaderas obras maestras en su género.

-No saben ustedes –dijo- lo que fue mi educación musical. En mis años mozos tuve como maestro […] a un hombre saturado, y desbordante por lo tanto, de todos los sonidos del mundo. Su entusiasmo por todas (digo todas) las formas del ruido organizado era tal que no hubiese podido aprender de él el menosprecio por ninguna de ellas y mucho menos un sentimiento de superioridad para justificar ese menosprecio. No ignoraba aquel hombre las exigencias más estrictas y elevadas del arte. Pero la música, para él, no era más que música (cuando era música), y contra las palabras de Goethe, “el arte se ocupa de lo difícil cuando es bueno”, hacía valer que lo fácil es también difícil cuando es bueno y que bueno puede serlo con tantos títulos como lo difícil. De todo eso ha quedado algo en mí. Es su herencia. Pero sus enseñanzas las comprendí siempre en el sentido de que es preciso estar muy firme en lo difícil y en lo bueno para poder acometer lo fácil.


Thomas Mann, Doktor Faustus 

lunes, junio 11, 2012

"Colección de estampas de asuntos caprichosos, inventadas y grabadas al aguafuerte por D. Francisco de Goya"

Diario "Madrid",
Miércoles 6 de febrero de 1799

"Persuadido el autor de que la censura de los errores y vicios humanos (aunque parezca peculiar de la elocuencia y la poesía) pueda ser también objeto de pintura, ha escogido como asuntos proporcionados para su obra, entre la multitud de extravagancias y desaciertos que son comunes en toda sociedad civil y entre las preocupaciones y embustes vulgares, autorizados por la costumbre, la ignorancia o el interés, aquellos que ha creído más aptos a suministrar material para el ridículo y excitar al mismo tiempo la fantasía del artífice.
Como la mayor parte de los objetos que en esta obra se representan son ideales, no sería temeridad creer que sus defectos hallarán, tal vez, mucha disculpa entre los inteligentes.
Considerando que el autor no ha seguido los ejemplos de otro, ni ha podido copiar tampoco de la naturaleza, y si el imitarla es tan difícil, como admirable, cuando se logra; no dejará de merecer alguna estimación el que, apartándose enteramente de ella, ha tenido que exponer a los ojos formas y actitudes que sólo han existido hasta ahora en la mente humana, oscurecida y confusa por la falta de ilustración o acalorada por el desenfreno de las pasiones. Sería suponer demasiado en las bellas artes el advertir al público, que en ninguna de las composiciones que forman esta colección se ha propuesto el autor ridiculizar los defectos particulares a uno u otro individuo; que sería en verdad estrecharla demasiado los límites al talento y equivocar los medios de que se valen las artes de imitación para producir obras perfectas. La pintura (como la poesía) escoge en lo universal, lo que juzga más a propósito para sus fines; reúne en un solo personaje fantástico, circunstancias y caracteres que la naturaleza representa esparcidos en muchos y de esta combinación, ingeniosamente dispuesta, resulta aquella feliz imitación por la cual adquiere un buen artífice el título de inventor y no de copiante servil.

Se vende en la calle del desengaño, nº 1, tienda de perfumes y licores, pagando por cada colección de a 80 estampas 320 reales de vellón."

Firmado: D. Francisco de Goya

(Y ojo, no se tiraba el pisto con sus estampas, el cabronazo)