sábado, agosto 13, 2016

Carta abierta

Soy un jodido ente único, una persona, un concepto, un ser, una noxa, un monómero... lo que sea pero uno. Tengo tiempo de recomponerme, de redefinirme. Y joder, tengo fuerzas para hacerlo. Tiene que quedar aquí escrito porque he estado a punto de cerrar el blog y hacerlo desaparecer de la URL. Y todavía está renqueante. Pero si algún futuro puede tener, pasa por mi conciencia de no ser parte de nadie más que de mí. Sé que es la primera vez que escribo algo tan directo por aquí, era algo que me tenía prohibido hacer, pero puesto que la vida del blog está pendiente de un hilo, la ocasión lo permite.

Quizá sea yo la única persona del mundo a la que este blog le importe de verdad. He sufrido mucho en él y por él, y también he estado muy orgulloso. Ahora todo se tambalea y entra en duda, los cimientos tiemblan y todo lo que reboloteó en torno a él son recuerdos dudosos que parece que nunca llegaron a ser verdad. Pero no hay tal, en realidad. Empecé yo solo escribiendo aquella rabiosa y ambiciosa entrada, era yo y nadie más. Y a ese tipo sí lo reconozco. Por lo demás no hay que tenerle miedo al futuro. Sigo siendo yo, solo que crecido, con mucha más experiencia y más conocimiento. Todo eso puede ser igual a poca cosa, pero sigo siendo yo.

No sé qué voy a hacer con el blog. Si soy yo el único al que le pareció que lo que aquí escribí merecía la pena, no sé si debiera seguir. He dado lo mejor de mí aquí.

Sea como fuere, agradezco infinitamente a todos aquellos que se pararon a leer algo de lo que aquí hay escrito. Gracias.