viernes, septiembre 30, 2016

Entra septiembre y con ella nuevos aires. Algunos engarzan nuevas ocupaciones a su ir y venir por el mundo, entreven nuevas posibles lecturas o espectáculos y confían en casar sus viejas camisas a los recién estrenados paisajes. Otros acuden a sus rituales con reactualizada energía, con más imaginería y la misma observación limpia y viva. Parece que septiembre hace bien su trabajo, abre la ventana, saca la basura y deja espacio en la pieza para otros bailes. Si bien es cierto que un guijarro o  un cascarón de lata quedan indiferentes al llegar ufano de las estaciones, las cosas vivas reaccionan a su voz, y a septiembre le cuesta poco encontrarle motivos a las células a que sigan avanzando, mágicamente.