viernes, abril 16, 2010

Quiero escribir la música

Quiero escribir la música, la música que me gusta, esa música que intentas recoger con las manos y acaba escapando entre los dedos, haciéndote cosquillas. La misma música que a la vez no toca, sino acaricia, impregna y pinta. Que osadía la mía de escribirla, entonces, sería como capturar el tacto del viento con una cámara de fotos. Pero la delicia de atrapar lo prohibido me seduce, me trastorna, y sigo queriendo escribirla.

Abro el grifo, dejo que se inunde mi oído de colores, cierro los ojos. Al cabo, se empieza a distinguir... un llanto de flauta, un cielo azul y verde pintado de arpegios, un espacio distorsionado de espejos zigzagueantes, un suelo de grava gris con grandes piedras rojizas, un sabor a chocolate caliente, una calma fluida y empalagosa, una sonrisa misteriosa. ¡Qué loca felicidad escucho, qué innombrables adjetivos me asaltan para dejarse derretir en mi boca!

Pero qué desconcierto cuando intento escribirla. No me sale, no se deja. Qué inutilidad la mía, me digo, no sé descubrir la música en las palabras. Pero no me rindo, eso nunca, porque intuyo que un día, mientras esté escuchándola, abriré los ojos y sin darme cuenta habrá salido de mí, y se habrá escrito ella misma.