lunes, septiembre 24, 2012

SNC

Qué sorda se oye la vida aquí en mi silla turca; qué vacío eco de corrientes eléctricas, de un gran almacén oscuro; qué vasta y nimia existencia de las cosas y de yo, de yo y todo.

Aquí dentro hiela de frío conceptual, enjambres y enjambres de mundo, de olor de las flores, de sabor de labios amores, de ásperos suelos, de seda y jabones, todo es cuerda y sólo cuerda, aquí y allá, cuerda en enjambres furiosamente dispuestos, tela de mimbres sagrados que definen con su mano omnisciente de hierba el ser. El mío.

Mi yo imaginado está absorto viendo las entrañas de la imaginación, entre las cuales corre él mismo...
Sin sentirlo, me estoy mirando las entrañas; sin sentirlo, veo mis ríos de conciencia tangible; sin sentirlo, veo mi yo de carne. Sin sentirlo.

¡Frío mentiroso que escondes las vísceras de lo marginal y sagrado!

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