domingo, diciembre 04, 2011

Ha aparecido, en este paisaje de almas talladas en costras de árboles, un sol dibujado con ceras que me sonríe franco. Qué extraño lo encuentro. Lo miro y todo se llena de cálida luz; lo examino y ni una mentira encuentro en su rostro.
Me confundo.
Me miro las manos, tan bellas llenas de lágrimas, y luego vuelvo a mirar al sol que me sonríe.
...
Me sorprendo corriendo hacia él desesperado.

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