lunes, abril 18, 2016

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¿Qué ando buscando todas las noches en vela? ¿Por qué esa resistencia a sucumbir al sueño?
Pregunto porque ya sé la respuesta. Un camino, ahora que estoy varado en el área de descanso. Recurro al silencio de las horas oscuras porque es en esos momentos que dejo libre al caballo encabritado esperando que su pasión me arrastre al camino correcto. Me creía únicamente ocioso, pero mi maldito yo siempre está buscando, enfermedad platónica terminal que se retuerce en momentos calmos. Pero, ¿tan desordenado me encuentro? No, nada de eso. Me sientan mal los limbos, y ya. Lo bueno queda donde se disfruta, en las entretelas. Lo otro sale por no ulcerarse, viaja en nervio y acaba en danza muscular. Es ley en poesía. La justificación de las letras. Lo que nunca hiciste bien.

Sé el camino a tomar pero tengo miedo e invento excusas inconscientes. El miedo… siempre refractando las ideas, torciéndolas, creando dudas ficticias. Moriré batallando contra el miedo, estoy seguro. Pero lo difícil, reconocer que es esa y no otra la verdadera y eterna batalla, ya lo he hecho. Me queda ese consuelo.

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