viernes, noviembre 27, 2009

Una noche, una terraza y un magnetófono

Esto que voy a reproducir aquí es un trocito de la novela "Nubosidad variable" de Carmen Martín Gaite. Todavía no la he terminado de leer pero cada vez que la cojo sus palabras consiguen raspar hasta lo más hondo de mí, y, sin tener tiempo a reaccionar, me encuentro con la condición humana en todo su esplendor. Por eso les quiero mostrar un poquito de eso mismo, para que lo disfruten y lo saboreen despacio.

Apunte usted sus sueños.
-Claro, se dice pronto -como me contestó un día una viuda ya no demasiado joven, atormentada por la urgencia de sus frecuentes deseos sexuales y la necesidad de prohibírselos-, o son sueños y se toman como son, o se apuntan, y entonces ya no son sueños. Además yo bastante tengo con ejercer por el día de viuda, en vez de cantar a voz en cuello cuando me apetece, y por la noche no poder tirarme a la calle a buscar un tío, porque no me han educado para eso, y luego el miedo a cogerte lo que no tienes, y qué dirán los hijos, que quieras o no se acaban siempre por enterar. Pero en mis sueños, pues es eso lo que sale, qué otra cosa va a salir. Que me caso vestida de blanco y que hago recados y visitas y comidas y maletas y que voy al cine siempre con el mismo señor, con eso nunca sueño, porque es una pesadez, y otros veintitantos años aguantando mecha no los querría ni loca, pero un poco de juerga sí. Son cosas que no se pueden decir y por eso acaba una mal de los nervios, pero yo a Luis lo echo de menos sólo por las noches, lo de la cama, sí, lo de la cama me encanta.

Se llamaba Almudena, de condición social inferior a la de su marido. Lo tengo en una cinta que resumí a máquina en Puerto Real, trabajo atrasado, y ayer estuve leyendo la ficha, cuánto trabajo atrasado se amontona, y total para qué. Almudena Sánchez viuda de Portillo. Vino muchas veces y su discurso era liberador, adulterado y exuberante, me dejaba como de palo y, desde luego, sin argumentos.
-Se lo cuento -me dijo un día- para que usted lo escriba, porque así no lo desperdicio y un poco para desahogarme, por eso hablo con usted, que no se escandaliza de nada, como es natural, y me resulta cómodo. Pero no para que me cure, eso ni por las entretelas del cerebro se me pasa, porque la vida, doctora, no tiene cura.

No, no la tiene. Anoche precisamente lo pensaba yo, porque estuve oyendo la cinta que me grabó Manolo Reina con su voz, una voz que me sigue poniendo los pelos de punta, y me acordé de Almudena, que, por cierto, es una paciente antigua que ya no ha vuelto, de cuando decía que lo más difícil para ciertas mujeres es resignarse a no adornar una pasión, simplemente sufrirla o disfrutarla, pero comérsela en crudo sin más aderezos.
-Debe ser -me dijo- porque como nos dan de pequeñas tantas recetas de guisos y leemos tantas revistas que tratan del adorno, pues anda, adorno y guiso para justificar aquello de "hasta que la muerte nos separe", que además es mentira, porque luego la muerte nos separa y como si nada, ya ve usted lo que me está pasando a mí.

Era graciosísima aquella Almudena, parecía una actriz de cine italiano, y lista como un rayo, de las que te ven pensar. Y anoche, cuando estaba oyendo la voz de Manolo en la terraza y mirando las estrellas, se me cruzó su imagen sin saber por qué: me pareció volverla a ver mirándome con aquella especie de cachondeo:
-¿Y a usted qué le pasa? ¿Es de corcho? Porque los de su oficio nunca sueltan prenda. Sería mejor que también usted me contara algo.
Fue cuando de repente me puse a hablar con ella. Al principio me estaba dirigiendo a Manolo. Le había dado al stop del radio-casette para interrumpir su discurso en un momento álgido: empezaba imitando el ronroneo de un gato -que lo hace muy bien, sobre todo al oído-, y luego se oía el mar, "son efectos especiales, Mariana", y ya cambiando el tono seguía repitiendo mi nombre muchas veces, despacito, como si respirara, y tras una pausa, sobre el fondo de olas rompiendo, de nuevo su voz: "Te necesito ahora mismo, ¿te enteras?, a-ho-ra a-ho-ra a-ho-ra, me acuerdo de ti furiosamente, oyes el mar, ¿verdad?" Y metí una cinta virgen para contestar a eso casi a tres años de distancia, porque la voz es lo que tiene, que te puede emborrachar aunque esté embotellada, hacerte perder la brújula, y fue lo que me pasó, que me sentí como extraviada en un laberinto que anulaba el tiempo y desenfocaba la perspectiva, debió influir el rumor de las olas allá abajo en la playa, tan igual a sí mismo, tan eterno. Me temblaban los dedos al poner la cinta nueva, de pura prisa por aprovechar aquella coincidencia de ritmos, por adecuar mi vértigo al suyo. "Oigo el mar, sí, lo oigo, qué voz tienes, por favor, dime más, pero escúchame también, a-ho-ra a-ho-ra a-ho-ra, yo también te necesito precisamente ahora, ¿te gusta que te lo diga...?" Y de pronto, sin transición, se me quebró el susurro y pensé: pero bueno, si él ya tiene otra novia, otra vida, si nos separan miles de millas, ¿de qué le estoy hablando y a quién?, es engaño de los sentidos, por no coincidir, ni la hora coincide, porque en Nueva York será media tarde y ni siquiera puede estar mirando estas mismas estrellas que yo miro, y se me empezaron a caer las lágrimas por la cara, se abrá ido al cine con su chica, una yuppie de treinta años, ¿cómo será?, nunca me ha mandado fotos, dominante seguro la tal Sheila, no le debe dejar ni respirar, las cinco de la tarde en Manhattan, viven en el East Side, puede que esté tumbado en su apartamento esperando a que ella vuelva de la galería de arte, o tal vez tengan perro y lo haya sacado de paseo, o esté eligiendo latas de conserva en en un supermercado, qué más da, ¿a qué soñarlo como receptor de este mensaje intempestivo?, le sonaría a chino.

Y ahí es donde se me cruzó el recuerdo de Almudena, que tantas veces se había quejado de que los psiquiatras no contamos nada, y cambié de interlocutor sin más ni más. Todo eso del perro y del supermercado y de la novia neoyorquina absorbente ya se lo estaba contando a Almudena, presa de un ataque de celos extravagante, pero tan intenso que no dejaba de llorar y tuve que echar mano de un kleenex. "Para que veas, guapa, que los psiquiatras no somos de corcho", concluí, extrañada yo misma de la obsesión que me ha entrado estos días con Manolo Reina, mucho más que cuando lo tenía disponible y se refería con toda convicción a un futuro en el que compartiríamos sueños, lecturas y viajes, que entonces hasta me empachaba un poco, sí, cuando yo le recitaba aquello de "se canta lo que se pierde". Pero, en el fondo, sus proyectos de futuro me inyectaban futuro, y por eso me podía permitir el lujo de rechazarlos, porque me convertían en alguien que tiene unos cimientos sólidos y la vida por delante. La vida aquel verano [...], era un camino largo lleno de encrucijadas donde aún iban a aparecer muchas posadas para hacer noche, y también cabía pasar la noche al raso, que así duerme la liebre en el erial, podía escaparme, si lo elegía, y transformarme en liebre solitaria y arisca, mandar yo en mi destino. Lo que no aguanto es la idea de sentirme mandada retirar, ahí está el quid de la cuestión, el amor para mí es un pretexto, me da pie para jugar a todo o nada, para desafiar el riesgo de perder sin dejar de llevar las riendas, retirarme yo de la mesa cuando lo decido, no cuando me retiran. Lo hombres, Almudena, siempre han sido un pretexto para mí. ¿Me ves llorando ahora?, pues hace dos semanas lloraba igual por otro, y me parecía que aquello era el fin del mundo, pero sobre todo por eso, porque se me hundió el mundo al sentirme mandada retirar, que qué razón tuvo él al decirme que estaba de psiquiatra.

Y por ahí ya salió a relucir la historia de Raimundo con menciones a Silvia, y hasta la de Gillermo, [...]pero se me fue desinflando el impulso creativo y al final mi parlamento volvió a los carriles teóricos, como una conferencia impecablemente preparada, donde los nombres propios eran meras citas a pie de página. Echaba mano de ellos para ir orientando el rumbo de mi discurso hacia un final no feliz. Como un niño avieso que se goza en sacarle las tripas a todos sus juguetes, así iba yo haciendo la autopsia del éxtasis amoroso, cada vez más doctora-León ante la distante Almudena, haciendo gala de mi lucidez pero consciente de que obedecía a un resorte defensivo, de que todas mis teorías sobre el amor pretenden ser vacuna contra el veneno incubado en ese agujero negro que excava impenitente la soledad.

¿Y qué le decía, a fin de cuentas? ¿Qué había sacado en consecuencia de mis experiencias eróticas? Pues, en resumen, eso: que no nos podemos meter en la piel de nadie por mucho que nos parezca haberlo logrado mediante un espejismo momentáneo de fusión, eso es lo que creía ver claro acurrucada en la terraza con mi pijama de seda y hablándole bajito al magnetófono, aunque en un tono opaco, bien distinto del que me provocó el espejismo de fusión con Manolo. Que el amor es aventura sin designio, según reza el credo de los agnósticos, una creencia fría, nítida y azulada como la luz de luna sobre las olas agonizantes, que no hay fusión que valga, desengáñate, Almudena, que cada ser es radicalmente distinto de otro cualquiera, aunque a veces estallemos al mismo tiempo, como las olas que se persiguen y coinciden un instante en su cumbre de espuma, sí, exactamente igual que las olas, repetía tristemente acunada por su rumor apagado y uniforme allá abajo en la playa, gozar, deshacerse y dejar paso a las que vienen detrás, y así una vez y otra. Somos seres discontinuos, qué le vamos a hacer. Pero se aguanta mal. Por eso nos agarramos como a un clavo ardiendo al encuentro amoroso, por nostalgia de la continuidad perdida, ya lo dice Bataille, porque nos resistimos a morir encerrados en nuestra individualidad caduca. La plétora sexual es un sucedáneo que trata de remediar el aislamiento del ser, pero sólo lo proyecta fuera de sí. Y aunque, en el mejor de los casos, pueda coincidir con la proyección fuera de sí desencadenada en otro, siempre se tratará de dos individuos que, si comparten algo, es un estado de crisis. La crisis más intensa que se pueda imaginar, pero al mismo tiempo la más insignificante. Lo mismo que las olas, perseguirse, gozar y luego deshacerse por separado.

lunes, octubre 05, 2009

Muchas gracias por todo lo que nos dejas, Alicia

Acabo de saber de la muerte de una persona importantísima para la música en general. Una persona, que a no ser que hayas estudiado piano en España o tengas vastos conocimientos sobre el asquerosamente elitista mundo del clásico probablemente ni te suene. Me refiero a Alicia de Larrocha, que falleció en Barcelona el pasado 25 de septiembre, a la edad de 86 años, a causa de un proceso cardiorrespiratorio. Fue una excepcional pianista que, entre otras muchas cosas, supo captar y transmitir la magia y la genialidad de las obras de Enrique Granados e Isaac Albéniz, y hacerlas llegar a todos los rincones del planeta. En cierto modo los sacó de España y los expuso a todo el mundo para que admiraran la enormidad de su música.
Hoy yo debo acordarme de ella, hoy debo rendirle un homenaje, aunque sea con los modestos medios de que dispongo, porque cuando mi profesor de piano me voló la cabeza con Triana, no dudó en instarme a escuchar la Suite Iberia entera por Alicia de Larrocha; porque cuando me enamoré de las Goyescas ella fue la que hizo de alcahueta; porque cuando busco algo de los grandes románticos españoles siempre lo encuentro, y siempre es ella la que me lo interpreta . Y, en definitiva, porque si no hubiera sido por ella, el mundo se hubiera perdido una música increíble, de la talla de las más grandes y, por qué no decirlo, genuinamente española.


Muchas gracias por todo lo que nos dejas, Alicia

jueves, octubre 01, 2009

Lo ficticio

Cientos de ríos que se ramifican alrededor de la vida, como los vasos que irrigan a la humanidad. Sienten y besan, y mueren y matan, y en su mentira crean verdad. Sé que puedo nombrarlos, pues son libros, música y pinturas, cine, pero estoy temblando de no poder tocarlos. ¿Qué es el amor? ¿Qué es eso que habla con voz de poeta y te arranca el alma de anhelos ficticios? Acaso sea una ilusión. Pero qué ilusión. La película sigue rodando mientras los créditos descienden y aún esa música te retiene en el cuento que no acaba de irse, en los sentimientos devueltos y en la certeza absoluta de no querer nada más. Luego, la eterna desdicha de haber encontrado la felicidad unos cuantos segundos. En lo ficticio.
Será que vivimos buscando lo ficticio. Pero ¿qué es real? Ya no lo sé. Un día te encuentras entre los recuerdos y el futuro, y ya hasta los recuerdos se vuelven mentirosos.
El fuego me abrasa las entrañas, y un día, y otro, y otro, y nada.

Seguramente el fuego no sea real, seguramente se habrá escapado de algún libro.

sábado, agosto 01, 2009

Careful with that axe, Eugene

Una tarde calurosa, calor asfixiante. Ambiente cargado de apatía, las cuatro de la tarde. En la calzada de una de esas típicas calles residenciales americanas, con casas de madera y jardines, y una hilera de árboles de hoja caduca recorriendo la acera. Está ahí Eugene. Me imagino mirando por los ojos de Eugene, una visión naranja, naranja saturado, como si el calor derritiese los colores. Un naranja de locos. La calle avanza lenta, inclinada y balanceándose. Eugene avanza paso a paso. Eugene es horrible, regordeta. Eugene es retrasada. Avanza...poco a poco. Eugene lleva un camisón de flores, y un hacha en la mano. Fuera se ve un hombre que lava su coche. Avanza...poco a poco. La imagen se corta y viene otra, Eugene ha avanzado, el hacha llena de sangre, la manga derecha de Eugene llena de sangre. Un cadáver...otro cadáver... Paso a paso... [Gritos, gritos... se oyen en el exterior]. La calle se balancea, el hacha se balancea. Eugene sonríe tonta. Hay mucha gente. Cadáveres. Hay mucha gente. Hay camillas, fuertes correas de cuero... y miembros cercenados...miembros cercenados...


Al genio de Pink Floyd, al cual ni la propia cordura pudo limitar

martes, julio 21, 2009

Papeles en el bolsillo

Ahora lento, melancólico. Estoy aquí sentado, al piano, en medio de la oscuridad. Algo peligroso me mantiene tocando. Soy un esmoquin negro, triste, bajo el único foco despierto. Miro atrás a mi sombra intentando llegar a las mesas vacías a pedir un trago. Tu sonrisa, tu preciosa sonrisa bajo esa suave brisa gélida que lo helaría todo menos eso. Ojos encantados de encontrarse una y otra vez luces de colores, guirnaldas, niños en pesebres, reyes, pastores. Noches mágicas y cálidos abrigos. Una lágrima resbala por mi mejilla cansada de nostalgia o de alegría, que importa. Busco con la mirada algo que sé no encontraré, que ya no está, que se ha ido. Recuerdo tus labios tibios posándose frágilmente en los míos con un amor ya olvidado. No me dejarán parar de buscar. Busco, sin esperanza de encontrarte; busco, aquella navidad que tanto te amé.


Escribí esto al término de la peor época de mi vida. Pensaba en aquel tiempo que iba a acabar así, con cuarenta y tantos y rumiando un amor de hace siglos. Pero me equivocaba. Es increíble cómo todas las promesas y el dolor que crees que van a durar eternamente siempre acaban difuminándose en tus recuerdos, en tu historia.
Ahora las cosas han cambiado, afortunadamente, para mejor.

He querido recordar ésto únicamente para recordarme a mí mismo, para fijarme a este mundo y evitar evaporarme en el olvido.

miércoles, mayo 20, 2009

El Tuenti al desnudo

Hace poco una amiga me contó de la existencia de un artículo bastante crítico (llamémoslo así) de la famosa red social Tuenti. Está escrito en la comisión de este año de cirugía torácica, a modo de pequeña gilipollez intercalada entre tocho y tocho de apuntes serios. Y tiene gracia. Su creador, estudiante de medicina y genio del mal (que también es amigo mío), me ha cedido los derechos para poder publicarlo aquí, y así poder deleitarles a ustedes con su sabiduría. Antes de dejarles con el artículo íntegro matizar dos cosas: que originariamente el artículo se escribió para los estudiantes de medicina que iban a estudiarse esa comisión (lo digo por alguna pulla médica que pueda aparecer), y que toda alusión ofensiva en el texto es fruto de la mente de mi amigo, no mía.
Aquí les dejo con el artículo:


"Bien, asquerosa horda de fans deseosos de más literatura barata. Hoy mi deber es hablaros de uno de los mayores peligros que amenaza a nuestra civilización. Peor incluso que las supernenas. Es, después de las guerras, el terrorismo y algunos tipos de chanclas veraniegas, lo peor que ha existido nunca. Estoy hablando, por supuesto, del



Voy a por una mandarina, ahora vuelvo

...

CÓMO CONOCÍ EL TUENTI

Empecemos. Doy por hecho de que todos conocéis el tuenti. Oh, claro que sí. Cómo no conocerlo, ¿verdad? Si habéis abrazado su corrupción con los jirones que quedan de vuestra pobre alma. Pero será mejor que nos remontemos al inicio de los tiempos.
Amos allá.
Bueno, un día cualquiera (pongamos 5 de mayo a las 11:43 GMT+1) un amigo utilizó los ordenadores de la universidad para acceder a un extraño programa de color azul gay (gay claro). Esa fue la primera vez que lo vi y enseguida detecté algo maligno en su interior. Pero lo dejé pasar. Al fin y al cabo hay muchos males desconocidos para la mayor parte de la raza humana que nos rodean durante el día... y durante la noche. Supuse que éste sería de menor envergadura. Me equivocaba.
Con el paso de los días veía cada vez a más y más personas utilizando ese programa extraño. Algo no marchaba bien y me propuse indagar en el asuntillo. En febrero había sacado un merecido 5.0 en Anatomía Patológica, por lo que apliqué mis vastos conocimientos de la materia para analizar el patrón de conducta y descubrí algo asombroso.
¡El tuenti se comportaba como un cáncer! Bueno, como un cáncer no, como un linfoma no hodgkin de células gigantes multinucleadas. Se iba extendiendo rápidamente entre los pobres estudiantes de la facultad, convirtiéndolos en seres malignos y feos (más feos). Por lo menos ahora yo sabía la verdad, ¡la horrible verdad! Y podía contársela a todo el mundo.

Mis esfuerzos fracasaron inútilmente. “No, si yo no suelo utilizar el tuenti”. “Sólo lo uso para conocer tías” “Puf, si hace lo menos 16 horas que no lo toco... ¡un comentario!” Mi mensaje no llegaba a los infectados, porque por lo visto no tenía perfil desde el que mandarlo. En un último intento me uní a un heroico grupo de resistencia conocido como Plataforma Antituenti, pero cuando la furcia (¡furcia!) de su fundadora se hizo tuenti quedamos a la deriva.
Ahora somos como los de Matrix, con mucha ropa guai y los únicos que sabemos la verdad. Huyendo de las invitaciones en el correo, sobreviviendo al frío, la lluvia, comiendo cosas que harían vomitar a una cabra. Sé que no tiene mucho que ver con resistir al tuenti, pero mola decirlo, ¿eh? Putos héroes. Somos unos putos héroes. Así que aquí estamos, haciendo un último intento para que haceros entender, punto por punto, que el tuenti es para retrasados mentales.
¡Dentro vídeo!

PUÑETERAS FOTOS

El tuenti tiene una opción que te permite subir fotografías a tu perfil. No TODAS tus putas fotografías. Si siempre sales los fines de semana con la misma gente y posáis de la misma manera, al final acabas con mil fotos exactamente iguales en las que sólo cambia la ropa. Ni siquiera el fondo, porque te importa una mierda eso de la perspectiva con tal de que salga mucha gente en la foto.
Y ahí estás, con mil fotos iguales subiéndolas todas, una por una. “Yo en la playa”, “Yo en el campo”, “Yo con amigos”, “Yo con desconocidos”. Pero bueno, también subes fotos distintas en contenido pero similares en subnormalidad. Esas que echas cuando estás encocado hasta las cejas y le haces una foto a tu zapato. ¡Mira, un mendigo! ¡Foto tuenti, foto tuenti! O simplemente porque hace dos minutos que no has subido nada, así que te autolesionas y subes fotos de tus heridas. ¡Todo vale!

PÉRDIDA DE TIEMPO

Así acabamos teniendo 100, 200, 500 fotos en el tuenti. Hay que tener estómago para verlas todas, ¿eh? Pero lo gracioso es el tiempo que empleas en subirlas. Hagamos un ligero cálculo. En subir una foto, ponerle título y etiquetar a todo el mundo puedes tardar...no sé, digamos que 45 segundos. Por lo bajo. Pues bien, hay mucha gente que tiene 400 fotos. 400*45 son 18000 segundos, es decir, 5 horas. ¡5 horas subiendo fotos! ¿Sabes lo que son 5 horas? Dan para 30 partidas al pro, 10 episodios de Padre de Familia, 5 siestecillas, 2 polvos rápidos o una tarde con los amigos.
Y he dicho 400, que algunos de vosotros tenéis 3 o 4 veces esa cantidad, ¿eh?
Podemos seguir con los cálculos si queréis. Pongamos 20 segundos el tiempo en ver una foto, la gente que sale y comentarla. Una media de 30 amigos de tuenti con 200 fotos por cabeza hace un total de 33 horas y pico. Añadiendo las 5 horas de tus fotos y juntando el tiempo de actualizar perfil y demás, se nos hacen 40 horas. ¿A cuántas asignaturas le habéis dedicado 40 horas de estudio?
Claro que en mis cálculos hay un pequeño fallo. Estoy midiendo el tiempo útil. Suponiendo una eficacia del 100%. Si contamos el tiempo muerto en el que estáis en el tuenti por inercia...
Oh, entonces de verdad que la cifra os asustaría. Voy a ser bueno y no decirla. Una pista: 4 cifras.

PERSPICACIA

Un pequeñísimo detalle. ¿Cuántos de vosotros utilizáis Internet para algo que no sea messenger, tuenti o relacionado con la carrera?
Internet, el mayor invento de la historia de la humanidad. Todo el conocimiento humano al puñetero alcance de la mano y lo estáis desperdiciando. ¿Qué queréis saber? ¿Cómo robar un coche? ¿Ver fotografías de la superficie de Marte? ¿Aprender a hackear la web de la universidad para ponerte 18 créditos de libre configuración falsos? Hay wikipedias de cualquier serie, película o videojuego. Hay webs de música que se conectan a tu reproductor de música para analizar lo que estás oyendo y en función de eso recomendarte grupos que te pueden gustar. Puedes aprender cualquier instrumento, profesión, hobby o entretenimiento desde cero y pedir consejos a expertos del tema. Pero no, pasáis horas y horas en el tuenti. Retrasados.

POPULARIDAD

Es la única regla del juego: hay que ser popular. A cualquier precio. ¿Y cómo se consigue eso? Agregando gente. Cuanta más gente mejor. Da igual que no los conozcas, o que los odies a muerte, simplemente haz una petición de amigo. Ambos saldréis ganando, uno más en la laaarga lista, ¿eh?
Estoy seguro de que si Harry Potter tuviera un puto tuenti agregaría a Voldemort. “Hey, Harry, qué ilu que me agregues. Pensaba que como había matado a tus padres y convertido tus siguientes años de vida en un infierno, no sé, no querrías ajuntarte. AMIGOS PARA SIEMPRE :)”
Un sencillo juego. Nombra las personas de tu tuenti con las que has hablado en la última semana cara a cara. Seguro que después del grupo de amigos y unos cuantos de clase no queda nadie. Entonces, ¿quiénes son esas 200 personas que tienes agregadas? Tus amigos del alma, seguro.

PRIVACIDAD

Mi parte favorita, sin duda. Desde el segundo nacimiento de Internet en 1996 se ha hablado mucho de un tema: la seguridad. Nunca des tu nombre real. Nada de datos confidenciales. Se popularizó lo del nick, es decir, que era lo más normal del mundo dar un nombre que a fin de cuentas es falso. ¿Quién no se ha metido en un chat de sexo con el nombre de conejitasexy para poner cachondo a un hombre de mediana edad para en el momento culmen revelarle que sólo eres un adolescente joputa?”
Y entonces llega tuenti y todo lo de la seguridad se va a la mierda. “Hola, me llamo Ana García Rodríguez, mi dni es 48613605-K, tengo 23 años, nací el 5 de Noviembre de 1985, vivo en Gran Vía 12 5º C 3006, Murcia (Murcia) estoy sola en casa de 4 a 6 y mis miedos más profundos son las marionetas, los perros y los bisturís oxidados".
La poca seguridad del sistema (creedme, es muy baja) queda anulada totalmente por el principio de popularidad y de agregar obsesivamente a todos. Esto es internet: todo al alcance de la mano. Información útil, fotos comprometidas, lo que sea. Tus padres no saben que bebes, y tú vas y cuelgas todas las fotos que tienes borracho. ¿Lo ves normal? O una foto que te daría vergüenza enseñársela a la gente, por alguna extraña razón, no te importa colgarla en el tuenti.
Ahora, es verla fuera del tuenti y te da la vergüenza padre. ¿Qué es eso? Es una foto tuya borracho. ¿De dónde la habéis sacado? Es tuya, la sacamos del tuenti. ¿Cómo? Dándole a “descargar foto”.
¡LISTO!

Para terminar este profundo y exhaustivo estudio lleno de comentarios antisemitas, infiltramos a uno de los nuestros en vuestra secta de anormales bañados en crack. Esto es un extracto de sus informes:

14/11/08 12:05 Día uno. Estoy dentro. La invitación falsa ha funcionado. He dispuesto una veintena de amigos fantasma como señuelos y he subido la remesa de fotos trucadas. Sólo falta esperar.

15/11/08 11:46 Día dos. Un par de chicas de Granada me han agregado como amigo bajo el pretexto de que “les parezco supermono”. Fallos en el traductor español-subnormal, he tenido que aprender la jerga local.

16/11/08 08:13 Día tres. He aumentado ya a 17 amigos. Aparezco etiquetado en 153 fotos, a pesar de que no aparezco físicamente en 147 de ellas. Las 6 restantes no sé ni de dónde las han sacado. He subido una docena de fotos de la reserva para disimular. Me han enviado una invitación a un evento, al parecer un macrobotellón en Valladolid. Empiezo a dominar ya su alfabeto y base de datos de emoticonos.

17/11/08 10:36 La Vane me ha enviado otro de esos test de compatibilidad. Yo creo que le molo a su amiga Susi. ¿Tengo agregado a su jardinero? Pos venga. Ah, y ya están las fotos de la pedazo de fiesta en Valladolid. Marisa, Rafa, Guille, Tomasín. Sois los mejores. Mmm, ya he acabado de ver las 350 fotos de Marina en la fiesta de su cumple. Voy a ver las de Paloma. Vale que sean mellizas y es la misma cámara, pero a lo mejor hay comentarios distintos. ¡Espera, espera! ¡Foto nueva en la que aparezco! A ver... Oh, dios mío, qué vergüenza. Si es con el tanga rojo. JAJAJAJA. “Anda que nos lo pasamos tope, tío. =)” dice el Jesús. A ver que le contesto. “Ya ves. Tío.” Me ha gustado. Estoy A TOPE. Voy a ponerlo en mi perfil. Estoy...a....tope... Vale, ya está.

17/11/08 10:39 Algo pasa. Hace 3 minutos que nadie me ha comentado, ni que salgo en una foto. Oh dios oh dios oh dios. ¿Ya no soy tan guai o qué? Que hago, que hago. Ah, ya sé. Voy al váter y luego le hago foto y etiqueto a todos. Seguro que así comentan. 10:40 Algo pasa. ¡¡¡ALGO PASA!!! Me siento tan solo...Mami...

A las 10:45 procedimos a su extracción. Los médicos le han diagnosticado lesiones atróficas en el lóbulo frontal y no saben cuándo saldrá del coma.


EN RESUMEN, SI AÚN NO TE HAS DADO CUENTA DE LO GILIPOLLAS QUE ERES DESPERDICIANDO TU TIEMPO DE ESTA MANERA. ¡ENHORABUENA! ASÍ NO TENDRÁS TIEMPO PARA TENER DESCENDENCIA Y LA SELECCIÓN NATURAL PODRÁ SEGUIR SU CURSO. EN SERIO, POR EL BIEN DE LA RAZA HUMANA: NO TE REPRODUZCAS.

lunes, abril 27, 2009

Buscando el significado de "ser humano"

Esto tiene que ver con ahora, esto tiene que ver con todos nosotros, conmigo y con mi futuro. El problema llega cuando somos capaces de hacer lo que no somos capaces de entender. Por aquí y por allí surgen cuestiones que inflaman debates y crean litigios entre ideologías y corrientes, entre países y comunidades, entre vecino y vecina. Y cabe resolver de tal embrollo que algo se cuece, y que ese algo es tan importante como difícil de solucionar (entiéndase aquí solucionar como encontrar una mayoría de acuerdo). En realidad no es un problema sino varios, seguro que les suenan: ¿aborto sí, aborto no? ¿Células madre sí, células madre no? etc, ya saben por donde voy. Y, ¿por qué tanta disparidad de ideas, de soluciones, de opiniones? Pues bien, de eso voy a hablar e intentar exponer mi punto de vista.


Cojamos el primer ejemplo que cito arriba: aborto sí aborto no. ¿Por qué aborto sí? Porque, ya sean parejas o chicas solas, hay mucha gente que no está preparada para tener un hijo, ya sea por escasez de dinero como de cualidades paternas (que las hay, y no solo en gente sin hijos), alegando también que el futuro hijo es suyo y es ella la que elige. Además se dan los casos de que los médicos detectan alguna malformación que impide a este futuro niño llevar una vida digna (discapacidades mentales, físicas, etc), y los padres ahorran a éste dicho sufrimiento. Todo esto adobado con que hasta que no nace o hasta nosequé mes no se considera asesinato. ¿Por qué aborto no? Porque, aunque sea feto o incluso embrión, es un ser humano y el aborto es un asesinato, porque si se dejase el aborto libre nadie llevaría moderación con el sexo y todo sería Sodoma y Gomorra, fornicando en cualquier sitio y si me quedo embarazada aborto y a seguir fornicando, porque eso sería manipular la voluntad de Dios, etc.


Sé que me dejo algunos argumentos de cada bando en el tintero pero sigamos con otro ejemplo: hubo un caso no hace mucho de un niño que se moría, y cuya única salida tras arduas investigaciones médicas era que necesitaban las propiedades totipotentes de células embrionarias para reconstruir no sé qué tejido (perdonad que no esté tan documentado). El caso es que, in vitro, espermatozoides de papi fueron a la caza de óvulos de mami y varios de estos fueron fecundados. De estos embriones sólo se necesitó uno para la terapia del niño moribundo, que resultó un éxito. Los demás embriones fueron desechados, y aquí es donde mucha gente se echa las manos a la cabeza. Algunos dirán "pero señores, entiendan la situación: niño vivo que se muere, puñado de células que curan... blanco y en botella..." y otros "esos embriones eran vidas humanas en formación, ¿de verdad es necesario el sacrifio de varios hermanos para salvar a uno?"


Podría escribir varios ejemplos más, como la eutanasia o la eugenesia pero créanme que se haría esto eterno. Hay un problema de fondo en todos ellos, y es que nadie tiene muy claro qué es el ser humano y cual es su valor. En qué supuestos hay que respetar la vida y en qué otros no. Se han creado diferentes corrientes antropológicas para intentar dar razones a lo que ellos consideran más importante: ¿La libertad del individuo para elegir vivir o morir, o la propia vida? ¿Cuando se considera ser humano, a partir de la fecundación, del feto, del nacimiento o cuando tenga conciencia? Para todas estas preguntas se necesita saber qué es el ser humano y qué valor tiene su vida. Eso es lo que falla y lo que provoca tanta diversidad de opiniones.


¿Qué significa ser humano? A la vista está que el término no sólo abarca a la especie, pues no se mata a una persona igual que se mata a un pollo. Nosotros nos damos un valor especial que nos diferencia significativamente de las demás especies, y a partir de él nos achacamos una serie de características y derechos inalienables, que dirían los ilustrados: derecho a la vida, derecho a la libertad, derecho a la dignidad humana, etc. Con estos derechos, o con la justicia del hombre, que es lo mismo, se argumenta sobre la vida y la muerte, es decir sobre los problemas actuales que nos presenta el avance médico. Pero, ¿de dónde sale ese valor especial que nosotros nos damos con respecto a otras especies? ¿Qué tenemos de special que nos obligamos a no matarnos, a tratarnos con un mínimo de respeto y, en definitiva, a no tratarnos como tratamos muchas veces a los animales? Pues la razón, a mi parecer, es el miedo. El miedo al dolor, el miedo a morir. Existe una identificación entre unos individuos y otros que hace que extrapoles el sentimiento que te inspiran ciertos hechos a otro individuo parecido a ti, y resuelves en ahorrárselo o hacérselo sentir, según si es desagradable o agradable para ti. Es como un egoísmo transmitido: el otro se parece tanto a mí que mi cerebro responde como si yo fuese él, y por lo tanto yo le trato como a mí me gusta que me traten. Es una respuesta neuronal y, por lo tanto, fisiológica. Por lo tanto, ese valor especial que nos damos es porque nos parecemos unos a otros (claro, somos de la misma especie), cosa que no aplicamos a las demás especies. Por eso no vemos mal que se maten gallinas o cerdos, porque no se parecen tanto a nosotros como para que nuestro cerebro extrapole a ellos nuestro egoísmo. Aquí existe una gradación, por lo que a los que se parecen más a nosotros, dígase chimpancés, perros (sí, nosotros reconocemos en el perro manifestaciones de sentimientos comunes a nosotros), etc. les otorgamos más derechos que a otros.


Hay que matizar también que ese proceso fisiológico de extrapolación del egoísmo es subjetivo y se puede modificar, por lo que no todos nos sentimos igualmente identificados con las mismas cosas. Por eso existe el racismo, el machismo, la homofobia, y demás variantes. Pero eso es otra historia.


Lo más curioso del asunto es que ese egoísmo extrapolado basado en la identificación por parecido (así, supongo, se llamaría esta teoría) no es único del ser humano sino que lo tienen muchos seres vivos. El miedo es un programa que llevan incorporado todo insecto, ave o mamífero (sólo hay que ver cómo retroceden ante una amenaza externa). La pregunta ahora sería: cual es el lugar del sistema nervioso que reconoce la amenaza y provoca el miedo y, por tanto, qué sistemas nerviosos (qué seres vivos) realizan esta función y cuales no. Y, correlativamente, cuales realizan ese egoísmo extrapolado y cuales no. Es el cerebro el gran desconocido, y por eso todavía no conocemos estas respuestas. Pero lo que sí es seguro es que algunas especies sí que tienen esta característica, como los simios, los perros... No sé si se han dado cuenta pero ese egoísmo extrapolado que hace que tratemos a los que se parecen a nosotros como creemos que deberían tratarnos a nosotros no es más que la justicia. Y dado que ese proceso fisiológico, aunque no de igual manera, se da en todos nosotros, podemos deducir que la justicia es innata, ya está programada, no la creamos nosotros. Y aún más, la justicia no es única del ser humano, también la poseen algunos animales


De todo esto se pueden sacar las siguientes conclusiones: 1. El ser humano se cree superior a las demás especies y, por tanto da mucha más importancia a su vida porque nuestro miedo a morir y nuestra predisposición natural a la vida (instinto de supervivencia) la trasladamos a los demás por reconocernos en los demás. 2.Los animales que también se reconocen en los demás y trasladan su propia predisposición a la vida a los de su especie darán más importancia a las vidas de su especie que a las de las demás, igual que nosotros. 3.Dado que el ser humano sólo puede mirar con ojos de ser humano es imposible establecer una valoración de la vida (¿cual es más importante, la vida del hombre o la del cerdo?) objetiva. 4.Por lo tanto, y para terminar, los que defienden que la vida humana es inviolable porque el ser humano por ser tal ya tiene una dignidad innata se equivocan de cabo a rabo.


Y perdonen la parrafada pero estas cuestiones son difíciles de convertir en palabras y, como digo al principio, tanto para los que han elegido mi carrera como para los que no, es importante planteárselas alguna vez en la vida.

sábado, marzo 07, 2009

En la pared de una habitación de hotel de Burnie

"En la pared de una habitación de hotel de Burnie, Tasmania, un póster: las calles de París, 1950; un hombre y una mujer jóvenes en el acto de besarse, el momento captado en blanco y negro por el fotógrafo Robert Doisneau. El beso parece ser espontáneo. Una oleada de sentimiento se ha apoderado de los jóvenes en pleno movimiento: el brazo derecho de la mujer no devuelve (todavía no) el abrazo del hombre, sino que pende libre, con una curvatura en el codo que es exactamente el reverso del abultamiento de su seno.
Su beso no es sólo de pasión: con ese beso se anuncia el mismo amor. Uno puede reconstruir más o menos la historia de la pareja. Son estudiantes. Han pasado la noche juntos, su primera noche, se han despertado abrazados. Ahora tienen que ir a clase. En la acera, en medio de la muchedumbre matinal, de repente el corazón del chico se siente inundado de ternura. También el de ella, ella está dispuesta a entregarse a él un millar de veces. Así que se besan.En cuanto a los transeúntes y a la cámara que está al acecho, no podrían importarles menos. De ahí, "París, ciudad del amor". Pero podría suceder en cualquier parte, esa noche de amor, ese arrebato de sentimiento, ese beso. Incluso podría haber sucedido en Burnie. Podría haber sucedido en este mismo hotel, sin que nadie se percatara ni lo recordara, salvo los amantes.
¿Quien se decidió por ese póster y lo colgó? Aunque soy un simple hostelero, también creo en el amor, puedo reconocer Dios cuando lo veo... ¿es eso lo que dice su presencia?
Amor: eso que el corazón ansía dolorosamente."

Diario de un mal año. J.M. Coetzee

jueves, marzo 05, 2009

No mueras nunca



Una de tantas almas errantes. Lejos, lejos... Desde mi pequeño barquito miro alrededor, al vasto horizonte de aguas cotidianas, de rutina insaciable, de lo eterno según Azorín, pero sin Azorín, y poco me reconforta.Y sin embargo apareces tú siempre, tú que no existes, para enloquecerme a base de palabras truncadas por la vida. A beberme tu sentir, y a sufrir yo contigo, aunque no existas. Dices que tienes nombre, mas yo no lo creo. Para mí, que no veo mas que el alma que imprimes, eres una musa reencarnada, y yo un feliz producto del azar.

Hoy te escribo a ti, desconocida, para que no olvides que no te olvido, para que no te rindas nunca, y para que veas que te amo.

No mueras nunca, porque aunque quieras, no podrás morir mientras yo siga vivo.

viernes, febrero 06, 2009

Educación

Así de simple. Una puta y simple buena educación es lo único que hace falta para que casi todos los problemas que tiene la sociedad se solucionen. Pero somos idiotas hasta lo inimaginable y nadie mueve un dedo por nada, excepto por su propio beneficio a corto plazo (que esa es otra).

Intentemos buscar poco a poco la raíz del asunto. Problema: los alunmos de secundaria de hoy -obviando las cada vez más escasas excepciones- son unos prepotentes chulitos de poca monta, cargados de razones huecas asentadas en mentes aún pueriles. Con muchas leyes y poco cerebro, que creen que pueden igualarse a cualquier persona mayor que ellos. Esto desemboca en un pasotismo general dentro de las aulas, el cual -no se equivoquen- los alunmos creen lícito. No es que estén infringiendo nada, es que si están en SCR (sociedad, cultura y religion, la asignatura alternativa a religión de turno) ellos tienen derecho a jugar a las cartas "porque en esa clase no se hace nada", por ejemplo. Y claro, son veintipico contra el profesor. Por lo que sea (luego entraremos en los porqués) en la clase se va perdiendo poco a poco la jerarquía que existía (el profesor manda, los alumnos obedecen) por una inútil y estúpida situación de buen rollito. Al no ser obedecido el profesor pierde autoridad, al perder autoridad pierde la capacidad de influir y captar la atención de los alumnos y, por tanto de enseñarles. Y os recuerdo, señores, que la finalidad de la escuela (o instituto) es enseñar, educar, y nada más.

Expongamos ahora la situación social en la que viven los adolescentes contemporáneos. En primer lugar la television. Esta, con sus productos de dinero fácil (la pela es la pela), crean series burdas y facilonas cuyo único propósito es atraer a esa franja de la población comprendida entre los 12 y los 18 (años más años menos). Por ello dicha ficción se basa única y exclusivamente en situaciones sociales adolescentes en las que se explota sus hobbies y entretenimientos (dígase baile, grupos de música, arte urbano, etc), aliñado todo con su dosis de muertes, chutes y folleteo en abundancia. Así crean vidas que no existen, pues aunque esos hobbies sean absolutamente respetables, en la vida real no dejan de ser eso, hobbies: cosas que se hacen en el tiempo libre. Estas series eliminan de sus institutos las horas de estudio y sacrificio porque, es verdad, son aburridas y la gente no ve eso, pero hace que los telespectadores se acostumbren a esa vida en la que lo importante no son los estudios, es "triunfar" (y las comillas son todo lo insultantes y sarcásticas que puedo). Por lo tanto (y gracias a la alienación desinteresada de la tele) las prioridades y lo importante y no importante para los adolescentes se atrofia y se vuelve algo absurdo, y el instituto y los estudios se vuelven no sólo molestos sino algo de poca importancia.

Por otro lado (para terminar de contextualizar) está la feliz demagogia campante, y lo políticamente correcto de besarnos todos en la boca. Muac, muac. Y esa Justicia de barrio sésamo cuyo remedio es peor que la enfermedad. Un buen ejemplo de sus andanzas es aquel de aquella madre condenada a cuarenta y cinco días de cárcel y un año de alejamiento de su hijo de diez años (ojo al dato) porque hacía dos le dio una colleja al peque con tan mala suerte que se dio contra el lavabo y sangró por la nariz (más y mejor: http://www.xlsemanal.com/web/firma.php?id_edicion=3767&id_firma=8050). Es decir, esa tirria que les da a todos últimamente por el cachete, por el golpe. Hoy, cualquiera oye el verbo "pegar" y se caga encima. Y es que para nosotros no hay término medio entre asesinato múltiple y hostia aislada. Nos negamos a darle valor pedagójico al guantazo porque pegar está feo, porque tú tienes más fuerza que el niño y no se puede defender, porque son tan tiernos y tan bonicos que eso sería una brutalidad.

Ahora lo unimos todo y tenemos la mierda que nos merecemos, por no pensar, por no hacer las cosas bien. Los profesores están acojonados porque quien tiene la sartén por el mango son los alumnos, y estos no aprenden nada ni se interesan por nada. ¿Cómo se soluciona todo? Lo he puesto al principio: EDUCANDO. Empezando por los padres que miman a sus hijos como si fueran de porcelana en vez de enseñarles que son ellos los que mandan. Con los niños no se puede razonar porque no nacen (no nacemos) con las bases morales para ello, se necesita que éstos las aprendan para que puedan razonar, y pensar por ellos mismos, y tomar sus propias decisiones. Por eso los padres tienen que imponerse y mostrar autoridad y respeto al principio para que los hijos sientan que lo que sus padres dicen va a misa. Y si se necesita algún bofetón en alguna situación concreta no pasa nada, no va a haber traumas ni secuelas ni polladas semejantes -y puedo dar fe de ello que ya me dieron las mías y las del vecino-. Que una cosa es el maltrato infantil y otra muy distinta el cachete por gamberro (huelga decir que el golpe siempre es en última instancia). Y en las aulas más de lo mismo. Lo que se busca es que los estudiantes recuperen el respeto y el interés por los estudios y eso sólo se consigue recuperando el respeto y el interés por lo que dice el profesor.

Así que, profesores y padres, demostrad que sois dignos de respeto y autoridad porque tenéis en vuestras manos lo más preciado del mundo: el futuro de la humanidad.
Y, gobierno de España, legisla bien por una vez en tu vida, haz el favor.

domingo, febrero 01, 2009

Amor bajo cero

A veces la vida te da treguas, como el artículo de hoy de Pérez-Reverte (que, todo sea dicho, no es muy dado a dar treguas). Y es que las mejores historias son reales, o quiza su genialidad resida en eso, en que son reales. El caso es que sí existen las locuras y sí pueden acabar como en las películas, la diferencia está en que para hacerlas en la vida real se necesitan huevos, y hay gente que los tiene.
Aquí les dejo con el artículo, para que se relajen y disfruten, y para que confíen y den otra oportunidad a este género humano que a veces (sólo a veces) se hace querer.

Los llamaremos Paco y Otti. Fueron amigos míos hace mucho tiempo, y no sé qué será hoy de sus vidas. Los recordé anoche, cenando con otros amigos a los que, al hilo de diversas cosas, conté su peripecia. Y mientras lo hacía, caí en la cuenta de que se trata de una de las más pintorescas historias de amor de las que tengo noticia, y que nunca la he contado por escrito. Lo mismo les apetece leerla hoy a ustedes. Ya me dirán.

Primero, situémonos. Marbella, final de los años sesenta. Otti es una guía turística finlandesa, rubia y escultural, que pastorea a un grupo de guiris. La noche antes de regresar a Helsinki, se va de marcha y en una discoteca conoce a Paco. A él también le pueden imaginar sin esfuerzo: moreno, guapo aunque bajito y un poco tripón. Chico de buena familia y sin un duro, que toca la guitarra por los bares. Simpático, golfete y con una cara dura absoluta, muy española. La noche sigue como resulta fácil imaginar: apartamento de Paco, un par de canutos, mucha guitarra y una dura campaña entre sábanas arrugadas, toda la noche dale que te pego, hasta que, ya amaneciendo, ella le da un beso, se despide sonriente y se larga al aeropuerto. Fin del primer acto.

Mientras Otti vuelve de regreso a su tierra, Paco se queda en la cama, pensando, y concluye que se ha enamorado como un becerro. Necesita volver a verla, pero hay un par de problemas. Por una parte, ella no tiene previsto volver a Marbella. Por la otra, él no tiene un duro. Y para rematar la cosa, no sabe de la finlandesa sino su nombre y apellido -supongamos que este es Kaukonen-. Ni una dirección, ni un teléfono. Nada. Pero como digo, está enamorado hasta las trancas. Y tiene veintiocho años. Así que se levanta de la cama, vende su Seat 124, le pega un sablazo a un amigo -doy fe de que era su especialidad-, compra un billete de avión -sólo tiene para pagar el viaje de ida- y coge el primer vuelo a Helsinki, vía Londres. Aterriza allí un viernes a las cinco de la tarde, con su guitarra y ciento quince dólares en el bolsillo. Ya es de noche y hace un frío que pela. En el mismo aeropuerto, cambia dólares por moneda local, se mete en una cabina, coge una guía telefónica y busca el apellido Kaukonen. Hay como veinte, así que lo toma con calma. Ring, ring. "Hola, buenas. Ai am Paco. Otti is dere?". Cuando va por el decinosexto Kaukonen y a punto de acabársele las monedas, localiza a un fulano que conoce a la pava. Es su tío paterno. Otti no tiene teléfono, le dice el otro, o no lo conozco. Tampoco vive en Helsinki, sino en Hyvinkaa, que está a cincuenta kilómetros. Y le da la dirección. Sillanpaa número 34, una casita de madera. No tiene pérdida.

Con sus últimos dólares, Paco compra una botella de vodka, coge un taxi hasta hyvinkaa, se baja con su guitarra en el 34 de la calle sillanpaa y llama a la puerta. Nadie. Ya son casi las diez de la noche y el frío parte las piedras. Desesperado, se sube el cuello del chaquetón y se acurruca en el portal, calentándose con el vodka. A las once y cuarto, un coche se detiene ante la casa. Es Otti, y la trae su novio Johan, en cuya casa ha pasado la tarde. Ella se baja del coche, camina unos pasos y se para en seco al ver a Paco sentado en el portal, con media botella de vodka vacía en una mano y la guitarra apoyada en la puerta. Estupefacta. Cuando al fin recobra el habla, exclama: "¡Paco!...". "¿Qué haces aquí?" Y él, temblándole los labios azules de frío, la mira a los ojos y dice: "he venido a casarme contigo". Con dos cojones.

Ahora háganse cargo de la psicología de la pava. Finlandesa, o sea. La tierra de la alegría y los hombres apasionados, risueños y con una gracia contando chistes que te partes. Y en esas aparece allí, con su guitarra y quemando las naves, un fulano bajito, moreno y simpático que la tuvo en Marbella toda la noche dale que te pego, despierta y gritando: "Oh-yes, oh-yes, oh-yes" mientras él, sudando la gota gorda, decía: "que sí, mujer. Te oigo, te oigo." Y claro. Pasando mucho del novio, que mira pasmado desde el coche, Otti se tira encima del visitante y se lo come a besos y lametones. Y los dos tardan cuatro días y varias botellas de Suomuurain y mesimarga, además de la media de vodka que quedaba en salir de la cama, con los vecinos asomados a la ventana para averiguar de dónde proceden esos alaridos inhumanos. Y después de muchas peripecias -Paco tocando la guitarra por los restaurantes de allí-, vienen a España, se casan y tienen dos cachorros rubios. Kristina y Alexis, con pinta de vikingos.

Pondremos aquí el colorín colorado. Lo que sigue, quince años de convivencia de Otti y Paco, no termina del todo bien. Los años pasan, cambian a la gente. Nos cambian a todos. Hoy Otti vive otra vez en Finlandia. En cuanto a Paco, hace mucho tiempo que no sé nada de él. Pero huvo un momento en que fueron mis amigos y pude compartir un poco de su historia. La más simpática historia de amor que conocí nunca.