lunes, agosto 08, 2011

En mi mundo que no se ve

Para ti sólo hay un sentimiento, vírgen, bruto, sin reflexión ni mesura. Para ti sólo queda el amor que resquebraja: un infinito de mis entrañas, íntima nada, en realidad. Pero, ¿quien habla de lo real? Yo hablo de ti, ahora que te vuelvo a encontrar. Sólo repaso lo que te dejaste dentro de mí, desconocida, cuando burlaste a Atlas y vinieron a caer tus lágrimas en mis ojos, excavándolos hasta que nada quedara en mi retina más que tú. Te quiero te quiero te quiero. Lo sabes tanto como sabes que no pienso en ti, como yo sé que no piensas en mí.

La no realidad de las cosas: este espejo, este nombre, me permiten la libertad de guardar, enrollada en mi aorta, una pequeñita habitación donde crece salvaje y desproporcionadamente mi amor bruto, mi amor sin refinar. Un amor que no ha de preguntarse nunca por su existencia, un amor que será y será, hasta donde él quiera, y cuyo destino quedará únicamente en manos de las olas del mar.