jueves, octubre 14, 2010

Papillon


Empezaron tus malditas palabras, que me sabían a fiebre y a literatura, a café y a dulzura, a cronopios y a locuras. Ahora me pides que deje de aparecer en tus sueños, y sin quererlo me pillas soñando contigo. Pero no sé ayudarte. Y a lo peor tienes razón.

Si busco tu rostro pienso que los rostros se tocan y tú y yo nos soñamos. Aunque nos soñamos te amo y porque nos soñamos te amo. Pero sí, cuando cierro los ojos admito con ansia que deseo rozar tus labios y mostrarte con su tacto el rostro que buscas. Pero ellos, tus labios, se esconden en este mundo ficticio de belleza a medias tintas, y tampoco los encuentro, y también me los tengo que inventar.

.............

Me salvaste de la rutina insaciable, y de algo más. Si no apareces, estás ahí.
Y no digo más. Quizá sólo sea una rabieta...

lunes, octubre 11, 2010

En el infinito del imaginario...



Escribir literatura consiste en descubrir puntos erógenos en el infinito del imaginario del alma.
 ..............

Sólo una imagen, 
producto de un puñado de palabras,
paf, 
y te estremeces de placer.