jueves, abril 21, 2011

Veridis Quo - Daft Punk / La levedad (y final)

Capítulo 3

La noche. Nuestra noche. La noche que cientos de poetas antaño entendieron: que allí está, al caer el sol, para ser descubierta. Y descubrirla queremos, como poetas. Nuestro inconsciente, inamovible, febril deseo para con ella: arrebatarle a Dios un trocito de eternidad, de goce eterno. Se puede buscar en otros lugares y en otros momentos, dentro de drogas o dentro de días llorosos, pero el motivo siempre es el mismo: el placer sutil pero continuo que embota el sentido del tiempo y nos relega a masas informes flotando en no sé qué espacio.

Pasa con Veridis Quo, si cierras los ojos. El tema de Daft Punk sigue un patrón repetitivo con dos protagonistas que no varían en sus cinco minutos cuarenta y cinco segundos: la base rítmica marcando a tempo, y el leitmotiv calculadamente sencillo y corto que no satura ni aburre al oyente. La caja de ritmos nos obliga a mover la cabeza a su antojo, lo cual disminuye el aporte sanguíneo al cerebro tanto como para que nuestra consciencia se difumine. Mermada ésta sólo puede atender a algo tan sencillo y directo que no exija mucha concentración, el leitmotiv, la melodía tímida que repite su fraseo una y otra vez, sin descanso, sin fin. Mientras, la batería aparece siguiendo a la caja de ritmos, nosotros entonces seguimos con el cuerpo a la batería, que de pronto, se esconde, desaparece: se queda sola, de momento, la caja de ritmos; los phasers reptan, se deslizan sobre los armónicos como un dedo se desliza sobre pintura fresca de colores; vuelve a aparecer la batería y sonreímos con los ojos cerrados: está jugando con nosotros. Nosotros que somos todos los que andamos en este lugar, aglomerados y solos, viviendo nuestra propia Veridis Quo, marcando el ritmo, sonriendo, ojos cerrados, compartiéndola en silencio, compartiéndonos en silencio, convirtiéndonos, en fin, en esa ausencia de todo que vuelve a las cosas aire.

Nuestra amada, ansiada levedad. Nuestro trocito de eternidad arrebatada a Dios. Nuestro suspiro al Universo, nuestra vida parpadeando una fracción de segundo.
Es algo que por un momento nos hace dejar de ser seres humanos, y que sin embargo, buscamos siempre con anhelo. Es nuestra íntima deserción de nosotros mismos. Nuestra secreta y momentánea autodestrucción.

miércoles, abril 20, 2011

APRENDE A MENTIR FURIOSAMENTE
O VIVE EN LAS AFUERAS, COMO LOS LOBOS
.

Félix Grande

sábado, abril 16, 2011

Ser amigo de un poeta

GEMINADOS

Evans

Él no puede olvidar su propia muerte
y millares de cuervos tienen tumbas
en su vientre;
todos graznan quedamente
motivos de Yann Tiersen.

Tiene miedo a la batalla,
pero parece que olvida
que aquél que no lucha
no muere.

¡Cómo le gustaría ser muerto
sin exponer al criminal el alma!

Plath

Ella no se reconoce en los pedazos
que fue dejando de sí misma en el camino,
y le pierde la pista, de pronto,
a todos los suicidas.

Ella no se reconoce en lo que ahora dice,
en las nuevas palabras que le brotan
directamente del vientre.

Lleva a rastras el alma
vacía
por la herida abierta de la incertidumbre.

Sangra oscuridad el costado de la luna.

Pero yo me alegro, porque veo
que crece.


Rodrigo Rubio Pérez