martes, diciembre 20, 2011

Estoy ávido de estrellas

No me arrepiento, sé que crezco y me formo en mi sagrada disciplina (para mí sagrada), pero es una cárcel; necesaria, pero una cárcel. Una cárcel dónde no puedo mirar las estrellas. Por eso, me es preciso dejar constancia aquí que me muero artísticamente. No por la sequía de mi mano, que a nadie debe importar, sino por no disfrutar del genio y la sangre que dejaron otros, maravillosos otros. Estoy aprisionado por el tiempo. ¿Qué ocurre con Lorca, con Pessoa, con Perec? ¿Qué habrá escondido en esas páginas? ¿Qué gritos burlaron al tiempo? ¿Qué increíble amanecer de ideas nacen sin estar yo presente?
¿Qué me deparará el futuro, aburrido tecnócrata, pseudotodo?
Habrá que esperar. Habrá que esperar y Dios proveerá y todas esas tonterías.

Tengo sed... estoy ávido de estrellas.

domingo, diciembre 04, 2011

Ha aparecido, en este paisaje de almas talladas en costras de árboles, un sol dibujado con ceras que me sonríe franco. Qué extraño lo encuentro. Lo miro y todo se llena de cálida luz; lo examino y ni una mentira encuentro en su rostro.
Me confundo.
Me miro las manos, tan bellas llenas de lágrimas, y luego vuelvo a mirar al sol que me sonríe.
...
Me sorprendo corriendo hacia él desesperado.

lunes, noviembre 21, 2011

Everything in... music

Todo fluye, repta, se retuerce, se vomita, se abre, se traga.

Everything...



A veces la música me unta.

lunes, octubre 24, 2011

Hay determinismo absoluto

Hay determinismo absoluto en las condiciones de existencia de los fenómenos naturales, tanto en los cuerpos vivos como en los cuerpos inertes.

Hay que admitir como un axioma experimental que en los seres vivientes lo mismo que en los cuerpos inertes, las condiciones de existencia de todo fenómeno están determinadas de una manera absoluta. Lo que quiere decir, en otros términos, que una vez conocida y cumplida la condición de un fenómeno, el fenómeno debe reproducirse siempre y necesariamente, a voluntad del experimentador. La negación de esta proposición sería nada menos que la negación de la ciencia misma. En efecto, como la ciencia no es más que lo determinado y lo determinable, se debe forzosamente admitir como axioma que en condiciones idénticas todo fenómeno es idéntico, y que tan pronto como las condiciones no son ya las mismas, el fenómeno cesa de ser idéntico. Este principio es absoluto, tanto en los fenómenos de los cuerpos inertes como en los de los seres vivientes, y la influencia de la vida [con la "influencia de la vida" se refiere al concepto que tenían los vitalistas de "lo vivo" en contraposición con "lo inerte", según la cual los seres vivos tenían una fuerza vital inherente y misteriosa que no se regía por las leyes físico-químicas por las cuales se regían los cuerpos inertes], sea cualquiera la idea que de ella nos formemos, nada podría cambiar en esto. Tal como lo hemos dicho, lo que se llama fuerza vital es una causa primera análoga a todas las otras, en el sentido de que ella nos es perfectamente desconocida. Poco importa que se admita o no que esta fuerza difiera esencialmente de las que presiden a las manifestaciones de los fenómenos de los cuerpos inertes; es necesario de cualquier manera que haya determinismo en los fenómenos vitales que ella rige; porque sin ello sería una fuerza ciega y sin ley, lo que es imposible. De aquí resulta que los fenómenos de la vida sólo tienen sus leyes especiales porque hay un determinismo riguroso en las diversas circunstancias que constituyen sus condiciones de existencia o que provocan sus manifestaciones; lo que es la misma cosa. Ahora bien, como ya lo hemos repetido a menudo, sólo con ayuda de la experimentación podemos llegar, en los fenómenos de los cuerpos vivos como en los de los cuerpos inertes, al conocimiento de las condiciones que reglan estos fenómenos y que nos permiten en consecuencia dominarlos.

Todo lo que precede podrá parecer elemental a los hombres que cultivan las ciencias físico-químicas. Pero entre los naturalistas y sobre todo entre los médicos, se encuentran hombres que, en nombre de lo que llaman el vitalismo, emiten sobre el tema que nos ocupa las ideas más erróneas. Piensan que el estudio de los fenómenos de la materia viva, no podría tener ninguna relación con el estudio de los fenómenos de la materia inerte. Consideran la vida como una influencia misteriosa y sobrenatural que obra arbitrariamente emancipándose de todo determinismo, y tachan de materialistas a todos los que se esfuerzan por reducir los fenómenos vitales a condiciones orgánicas y físico-químicas determinadas. Son éstas ideas falsas, que no es fácil extirpar una vez que han tomado posesión de un espíritu; únicamente los progresos de la ciencia las harán desaparecer. Pero las ideas vitalistas, tomadas en el sentido que acabamos de indicar, no son otra cosa más que una especie de superstición médica, una creencia en lo sobrenatural. Ahora bien, en medicina la creencia en las causas ocultas, que se le llame vitalismo o de otro modo, favorece la ignorancia y crea una especie de charlatanismo involuntario, es decir, la creencia en una ciencia infusa e indeterminable. El sentimiento del determinismo absoluto de los fenómenos de la vida lleva, por el contrario, a la ciencia real, y nos da una modestia que resulta de la conciencia de nuestros escasos conocimientos y de las dificultades de la ciencia. A su vez, este sentimiento es el que nos incita a trabajar para instruirnos, y en definitiva, es a él solamente que la ciencia debe todos sus progresos.


Claude Bernard, Introducción al estudio de la medicina experimental (1865)

Fue en el siglo XIX cuando comenzó la medicina experimental, la medicina como ciencia, la verdadera medicina. A partir de ahí, de Claude Bernard y otros valientes médicos que dieron ese importante paso en contra de la tradición tan arraigada que han arrastrado siempre, que si Hipócrates, que si Galeno; a partir de ahí fue cuando se produjo el grandísimo avance, el borrón y cuenta nueva que pasó de oscuros y nada claros procedimientos a cristalinas relaciones causales obtenidas del método científico, pasadas por su filtro, demostradas. Y con este instrumento, en menos de dos siglos hemos pasado de ese oscurantismo empírico a lo que tenemos ahora.

Pero he querido redactar las palabras exactas de Claude Bernard para que lo sientan de primera mano, y para que vean que le debemos mucho a la ciencia, ya no sólo en medicina, sino en todos los ámbitos de nuestra vida. No viviríamos igual si no fuera por ella. Se ha demostrado como el mejor método para obtener conocimiento, y en la historia y sus textos está (este libro que cito, por ejemplo) para quien quiera verlo por sí mismo. No sean analfabetos y acepten cualquier tontería (por ejemplo) sin hacer crítica sobre ella, como si no lleváramos siglos y siglos de historia a cuestas, como si en nuestra inmensa ignorancia, creyeramos nuestro tropezar con la piedra la primera vez, y no la enésima que resulta en realidad.

A veces pienso que luchamos en la vida sólo para que nuestros errores puedan cometerlos las generaciones futuras más comodamente.

miércoles, octubre 05, 2011

Remain...

Remainder the Black Dog Remainder the Black Dog Remainder the Black Dog Remainder the Black Dog Remainder the Black Dog Remainder the Black Dog Remainder the Black Dog Remainder the Black Dog Remainder the Black Dog Remainder the Black Dog

Remainder the Black Dog
Remainder the Black Dog
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Remainder the Black Dog

Remainder

the

Black

Dog

Remainder the Black Dog

the Black Dog

Black Dog

Dog

domingo, septiembre 25, 2011

El huerto del Diablo



En el huerto del Diablo se oyen ecos de viejos sonidos, órganos cascados vibrando, Rhodes distorsionados que imitan la voz de un empedernido fumador de puros, guitarras que suenan por amplificadores primitivos puestos al máximo. Hay patatas rojas, y tomates violetas; berenjenas en altos árboles, maíz verde entre hermosos arbustos amarillos.

El huerto del Diablo se aró con manos de músicos,
de músicos con manos
manchadas de pintura.

jueves, septiembre 08, 2011

La hipócrita no-sangre

OFICINA Y DENUNCIA

Debajo de las multiplicaciones
hay una gota de sangre de pato.
Debajo de las divisiones
hay una gota de sangre de marinero.
Debajo de las sumas, un río de sangre tierna;
un río que viene cantando
por los dormitorios de los arrabales,
y es plata, cemento o brisa
en el alba mentida de New York.
Existen las montañas, lo sé.
Y los anteojos para la sabiduría,
lo sé. Pero yo no he venido a ver el cielo.
He venido para ver la turbia sangre,
la sangre que lleva las máquinas a las cataratas
y el espíritu a la lengua de la cobra.
Todos los días se matan en New York
cuatro millones de patos,
cinco millones de cerdos,
dos mil palomas para el gusto de los agonizantes,
un millón de vacas,
un millón de corderos
y dos millones de gallos,
que dejan los cielos hechos añicos.
Más vale sollozar afilando la navaja
o asesinar a los perros en las alucinantes cacerías,
que resistir en la madrugada
los interminables trenes de leche,
los interminables trenes de sangre
y los trenes de rosas maniatadas
por los comerciantes de perfumes.
Los patos y las palomas,
y los cerdos y los corderos
ponen sus gotas de sangre
debajo de las multiplicaciones,
y los terribles alaridos de las vacas estrujadas
llenan de dolor el valle
donde el Hudson se emborracha con aceite.
Yo denuncio a toda la gente
que ignora la otra mitad,
la mitad irredimible
que levanta sus montes de cemento
donde laten los corazones
de los animalitos que se olvidan
y donde caeremos todos
en la última fiesta de los taladros.
Os escupo en la cara.
La otra mitad me escucha
devorando, cantando, volando en su pureza,
como los niños de las porterías
que llevan frágiles palitos
a los huecos donde se oxidan
las antenas de los insectos.
No es el infierno, es la calle.
No es la muerte, es la tienda de frutas.
Hay un mundo de ríos quebrados y distancias inasibles
en la patita de ese gato quebrada por el automóvil,
y yo oigo el canto de la lombriz
en el corazón de muchas niñas.
Óxido, fermento, tierra estremecida.
Tierra tú mismo que nadas por los números de la oficina.
¿Qué voy a hacer, ordenar los paisajes?
¿Ordenar los amores que luego son fotografías,
que luego son pedazos de madera y bocanadas de sangre?
No, no; yo denuncio.
Yo denuncio la conjura
de estas desiertas oficinas
que no radian las agonías,
que borran los programas de la selva,
y me ofrezco a ser comido por las vacas estrujadas
cuando sus gritos llenan el valle
donde el Hudson se emborracha con aceite.


Federico García Lorca. De Poeta en New York

Siento ahora que mis zapatos han estado siempre llenos de sangre. La New York a la que se refería Lorca a principios del veinte es todo ahora. Todo el mundo desarrollado. Todos nosotros. Pero nadie mira las suelas de sus zapatos.

Nadie las mira.

lunes, agosto 08, 2011

En mi mundo que no se ve

Para ti sólo hay un sentimiento, vírgen, bruto, sin reflexión ni mesura. Para ti sólo queda el amor que resquebraja: un infinito de mis entrañas, íntima nada, en realidad. Pero, ¿quien habla de lo real? Yo hablo de ti, ahora que te vuelvo a encontrar. Sólo repaso lo que te dejaste dentro de mí, desconocida, cuando burlaste a Atlas y vinieron a caer tus lágrimas en mis ojos, excavándolos hasta que nada quedara en mi retina más que tú. Te quiero te quiero te quiero. Lo sabes tanto como sabes que no pienso en ti, como yo sé que no piensas en mí.

La no realidad de las cosas: este espejo, este nombre, me permiten la libertad de guardar, enrollada en mi aorta, una pequeñita habitación donde crece salvaje y desproporcionadamente mi amor bruto, mi amor sin refinar. Un amor que no ha de preguntarse nunca por su existencia, un amor que será y será, hasta donde él quiera, y cuyo destino quedará únicamente en manos de las olas del mar.

jueves, julio 28, 2011

Claro, el ser humano, ¿no te acordabas?

Uno está estudiando tranquilamente Microbiología: que si la bacteria tal, cuya estructura es tal, produce tales toxinas, que provocan tales lesiones, que dan tales enfermedades, las cuales se tratan con tal, etc. Y en esto que llego al Bacillus Anthracis, un bacilo normal, gram +, aerobio, esporulado... que tiene sus cosillas, como todas... y en diagnóstico voy y leo: "diferenciamos en cuanto a que tratemos con enfermos, o a que haya amenaza de guerras biológicas. Las esporas del Bacillus Anthracis usadas en estas guerras biológicas [...] son tratadas para hacerlas más pequeñas, para que se diseminen más fácilmente y puedan llegar mejor a los pulmones. [...] Cuando se trate de enfermos podemos usar laboratorios normales porque trabajamos con la forma vegetativa, [...] en cambio, cuando exista una sospecha de guerra biológica hay que usar laboratorios de bioseguridad 3, pues la modificacion antes mencionada a la que es sometida la espora hace que sea mucho más peligrosa."

Y entonces, uno, es decir yo, se quedan pensando: eh, oye, un momento. Yo estoy estudiando tan ricamente las cosas feas de la naturaleza, las pequeñas putadas que nos han sido dadas así al ser humano: que si una desafortunada cápsula y una desafortunada toxina en una bacteria hacen que pueda proliferar e infectar a una persona y matarla; o que cierta predisposición genética de la bacteria hace que se salte a la torera al sistema inmune y provoque fiebres delirantes... en definitiva, las razones por las cuales lo que hay a nuestro alrededor nos enferma, y hacia las cuales sólo hay resignación porque existan y todas las ganas del mundo para conseguir erradicarlas. Y de repente, sin solución de continuidad, sin alterar lo más mínimo la línea del discurso, sin etiquetas de ¡ATENCIÓN! ¡WARNING! o lo que sea, como si fuera un puñetero punto más de los apuntes, me pone: cuando la bacteria es normal utilizamos los laboratorios de toda la vida, y cuando los señores de la guerra biológica la modifican genéticamente, entonces usamos los laboratorios de bioseguridad 3. Pero, ¿cómo los señores de la guerra biológica? O sea, ¿me estoy matando a estudiar toda la mierda que puede llegar a haber en la naturaleza que pueda jodernos, para que ahora me vengan con que también hay inútiles mentales, sorprendentemente de nuestra misma especie, que ponen a punto a las bacterias para nos coman vivos más fácilmente, como si fueran un puto factor de virulencia más? Oh, sí, del Estreptococo Pyogenes hay que tener en cuenta que tiene cápsula polisacarídica, que presenta cuatro tipos principales de toxinas y que a los Libios se les puede ir la hostia e inhibir los polisacáridos reconocidos para que el Pyogenes acampe a sus anchas en las heridas y llegue a la fascitis necrotizante y la muerte sin ningún problema.

Lo primero que pienso es que qué asco de ser humano, tantos esfuerzos por evolucionar, por desarrollarnos y vencer nuestras adversidades, y seguimos matándonos entre nosotros. Qué vergüenza y qué triste. Pero luego pienso que no sé de dónde me saco la sorpresa, claro, el ser humano, ¿no te acordabas? Y pienso que estamos condenados a llevar siempre con nosotros en nuestra evolución, nuestra sempiterna imbecilidad.

domingo, julio 17, 2011

Fragmento 202. El otoño

Detrás de los aplacados calores del final del estío vinieron, en los azares de las tardes, unos tonos de color más suave en el cielo, ciertos retoques de brisa fría que anunciaban el otoño. No era todavía el desverdear del follaje, o el desprendimiento de las hojas, ni aquella vaga angustia que acompaña nuestra sensación de la muerte exterior porque ha de acabar siendo también la nuestra. Era como un cansancio por un esfuerzo inexistente, un vago sueño sobreviviendo a los últimos gestos de actuar. Ah, son tardes de una tan lastimada indiferencia, que, antes de que empiece en las cosas, empieza en nosotros el otoño.

Cada otoño que viene está más cerca del último otoño que tendremos, y lo mismo es verdad para el verano o estío; pero el otoño recuerda, por ser lo que es, el acabamiento de todo, y en el verano o estío es fácil, a fuerza de mirar, que lo olvidemos. No es todavía otoño, no hay todavía en el aire el amarillo de las hojas caídas o la tristeza húmeda del tiempo que va a ser más tarde invierno. Pero hay un resquicio de tristeza anticipada, una pena vestida para el viaje, en el sentimiento con que estamos vagamente atentos a la difusión coloreada de las cosas, al tono diferente del viento, al sosiego más viejo que se arrastra, al caer la noche, por la presencia inevitable del universo.

Sí, pasaremos todos, pasaremos por todo. Nada quedará de quien usó sentimientos y guantes, de quien habló de la muerte y de la policía local. Así como una misma luz ilumina las mejillas de los santos y las polainas de los transeúntes, así también una misma falta de luz dejará a oscuras la nada que ha de quedar del haber sido unos santos y otros usuarios de polainas. En el vasto remolino, como el de las hojas secas, en que yace indolentemente el mundo entero, tanto dan los reinos como los vestidos de las costureras, y las trenzas de los niños rubios giran en el mismo giro mortal que los cetros que representaron imperios. Todo es nada, y en el atrio de lo Invisible, cuya puerta abierta muestra tan sólo, a su frente, una puerta cerrada, bailan, esclavas de ese viento que sin manos las remueve, todas las cosas, grandes y pequeñas, que en nosotros y para nosotros formaron el sentido del universo. Todo es sombra y polvo removido, y no hay otra voz sino la del sonido que produce [lo] que el viento levanta y arrastra, ni otro silencio sino el de lo que el viento deja. Unos, hojas más leves, menos agarradas a la tierra por más leves, vuelan en lo alto del remolino del Atrio y caen más allá del círculo de las más pesadas. Otros, invisibles casi, el mismo polvo, sólo diferente si lo observáramos de cerca, se hace cama a sí mismo en el remolino. Otros más, miniaturas de troncos, son arrastrados alrededor y abandonados aquí o allá. Un día, al final del conocimiento de las cosas, se abrirá la puerta del fondo y todo lo que fuimos -basura de estrellas y de almas- será barrido fuera de la casa, para que lo que haya vuelva a comenzar.

Me duele el corazón como si de un cuerpo extraño se tratara. Mi cerebro adormece todo cuanto siento. Sí, es el principio del otoño que trae en el aire hasta mi alma la luz sin sonrisa que va orlando de amarillo muerto la redundez confusa de las pocas nubes de poniente. Sí, es el principio del otoño, y el conocimiento claro, en la hora limpia, de la insuficiencia anónima de todo. El otoño, sí, el otoño, lo que hay o lo que va a haber, y el cansancio anticipado de todos los gestos, la desilusión anticipada de todos los sueños. ¿Qué puedo yo esperar y de qué? Ya, en lo que de mí pienso, voy entre las hojas y el polvo del atrio, en la órbita sin sentido de cosa alguna, haciendo ruido de vida en las losas limpias que un sol angular dora de acabamiento no sé dónde.

Todo cuanto pensé, todo cuanto soñé, todo cuanto hice o no hice -todo eso se irá con el otoño, como las cerillas gastadas esparcidas en varios sentidos por el suelo, o los papeles arrugados formando bolas falsas, o los grandes imperios, las religiones todas, las filosofías con las que jugaron, levantándolas, los niños soñolientos del abismo. Todo cuanto fue mi alma, desde las cosas a las que aspiré hasta la casa vulgar en la que vivo, desde los dioses que tuve hasta el patrón Vasques que tuve también, todo se va con el otoño, todo con el otoño, con la ternura indiferente del otoño. Todo con el otoño, sí, todo con el otoño...


"Libro del desasosiego", de Fernando Pessoa

viernes, junio 24, 2011

Ese enquistado platonismo que vive en mí venenoso se nutre de continuo en letras y sonidos que me son imposibles de evitar. A ellos recurro una y otra vez como un bobo sin memoria, anidándome en las entretelas del juicio ideas sobre la intensidad de la vida carentes por completo de representación real. Y sin embargo caigo y caigo, y no puedo parar de beber en aquellos versos que me cortan en mil pedazos, y me engañan, y me dan la vida, y me engañan. Siento huracanes que sólo podré sentir de invenciones, pues no existen aunque los sienta. Y si soy un cobarde lo soy por permitirlo, y por abandonarme a ellos.
¿Qué es real y qué no, A.? ¿Qué es necesario y qué estúpido barroquismo?
Creo que ni tú lo sabes.

martes, junio 21, 2011

Tú no lo recuerdas
pero ya caí contigo,
morimos los dos,
sepultados de melancolía.

Y si me di cuenta tarde,
me di cuenta,
ya no hay muerte alguna
sino la del fin.

No quieras entonces caer más
pues caeremos infinitamente inmóviles,
e inmóviles nos daremos cuenta, al morir,
que estábamos vivos.

sábado, mayo 28, 2011

Pérez-Reverte se pronuncia sobre el 15M

Ya saben los más antiguos lectores de este humilde blog lo mucho que admiro (y debo) al bueno de Arturo Pérez-Reverte, que, aunque muchas veces no estoy de acuerdo con él (sobre todo cuando emite juicios apresurados y sin madurar, que lo hace), no deja de ser mi referente moral de la adolescencia. Por lo tanto, imaginen las ganas que tenía de oir su pronunciacion sobre el 15M.
Pues bien, lo ha hecho, y como no podía ser de otra manera, ha estado a la altura. Aquí les dejo sus palabras:

15M. El día en que los españoles se negaron a seguir siendo cómplices.

Hacía mucho tiempo que no me sentía orgulloso de la gente. De mis compatriotas. No sé si servirá de algo, pero #acampadasol ha sido ejemplar. Perfecto. Consolador. Higiénico. Tampoco sé qué diablos pasará al final. Si se mantendrá la limpieza o al cabo también el 15M se transformará en lo de siempre. Lo que me importa es qué ha ocurrido. Que los españoles han dejado de ser cómplices pasivos. Borregos silenciosos mientras los esquilan y degüellan.

Ahora sé (sabemos) que las cosas son posibles. Que cuando se lo proponen, los españoles, o lo que seamos, dejan de ser una harka de francotiradores individuales. Que es posible conseguir que los corruptos, los incompetentes, los irresponsables, los hijos de puta, dejen de creerse impunes.

Ahora, los sinvergüenzas que gobiernan o los sinvergüenzas que aspiran a gobernar saben que es posible amotinarse en 24 horas. Amotinarse de verdad, pacífica y civilmente. Para esto o para lo que sea. Ojo: para lo que sea. El futuro es largo y ancho. Es la principal lección. No va a cambiar nada de golpe, pero sí puede cambiar en el futuro. El fin de la impunidad. El miedo a la gente.

Lo de menos es lo que se pida o no. La utopía o lo razonable. Si es de izquierda o derechas lo que se pide. Aquí importa más el método. Eso es lo deliciosamente revolucionario del 15M: el método. Por desgracia el contenido está lejos. Esas listas electorales con 1.000 imputados lo prueban. Por eso lo que de verdad interesante de esto es el método. En cómo la gente lo ha visto e interpretado. Ahí está la gran novedad.

Esos políticos de toda laya desconcertados por fin. Acojonados. Corriendo luego para hacerse allí una foto que les negaron. Y ese magnífico, espectacular, miedo que pueden tener a partir de ahora. Han visto, al fin, el campo de minas. Espero. Porque es bueno que los políticos le tengan miedo a la gente. El miedo de un político es la mayor garantía de su rectitud. ¿Qué otro freno tiene un político sino el miedo? Esos canallas arrogantes llevaban demasiado tiempo creyéndose a salvo de todo. Ahora saben que no están a salvo de nada. Que son vulnerables. Me encanta que esa pandilla de funcionarios de la golfería institucionalizada se sientan vulnerables, por fin. Y ojalá no se infiltren en esto los canallas. Ojalá no se transformen en políticos quienes ahora tienen la palabra de tantos en su boca.

Tengo una duda no resuelta: ¿Es bueno seguir en la calle, o se perderá el efecto? Me pregunto si no sería más eficaz la táctica de guerrilla. Golpear simbólicamente, disolverse, volver a golpear en caso necesario. Disolverse, reunirse, golpear con la palabra y la dignidad y desaparecer de nuevo. Hasta la próxima. Concentrarse cada vez, para luchar con la palabra y el número. Abrumando a los canallas, que se sientan vigilados y no duerman tranquilos. Con esa amenaza siempre ahí, difusa pero real, nunca se corromperían tranquilos. Ni nos corromperían. Por eso me preocupa que se mantenga artificialmente lo que ya ha sido un éxito en ese sentido. Que eso pueda matar la eficacia.

En esta ocasión han sido 30.000, o 50.000… La próxima pueden ser 200.000. O más. Bastaría un chispazo para desencadenarlo de nuevo. Unos cuantos cabreados o desesperados con un teclado y Twitter o facebook o lo que sea. Una ocasión próxima y el saber que puede hacerse. Que ya se ha hecho. Ha nacido, en mi opinión, una temible, incruenta y modernísima forma de guerrilla urbana. Una amenaza que del sentido común depende sea grotesca al fin, o permanente, limpia, desinteresada y global.

Mi resumen es que, si hay rescoldo razonable, y hemos visto que lo hay, siempre se le puede echar gasolina. Si hace falta.

Y una cosa más. La extrema derecha ha demostrado que sí. Que hay una estúpida extrema derecha. Yo creía que era un invento de los golfos de turno, y resulta que no. El tratamiento de algunos medios ha sido para echar la pota. Pero claro, tontosdelculo con orejeras los hay a diestra y siniestra. La gilipollez no tiene ideología, sino psicopatía ideológica.

viernes, mayo 20, 2011

Demos - Cracia: análisis del 15M con Jose Luis Sampedro



Por una clase política honrada y comprometida, por la educación y el pensamiento racional e individual, ¡POR LA SOBERANÍA DEL PUEBLO!

Por la democracia, nada más.

jueves, abril 21, 2011

Veridis Quo - Daft Punk / La levedad (y final)

Capítulo 3

La noche. Nuestra noche. La noche que cientos de poetas antaño entendieron: que allí está, al caer el sol, para ser descubierta. Y descubrirla queremos, como poetas. Nuestro inconsciente, inamovible, febril deseo para con ella: arrebatarle a Dios un trocito de eternidad, de goce eterno. Se puede buscar en otros lugares y en otros momentos, dentro de drogas o dentro de días llorosos, pero el motivo siempre es el mismo: el placer sutil pero continuo que embota el sentido del tiempo y nos relega a masas informes flotando en no sé qué espacio.

Pasa con Veridis Quo, si cierras los ojos. El tema de Daft Punk sigue un patrón repetitivo con dos protagonistas que no varían en sus cinco minutos cuarenta y cinco segundos: la base rítmica marcando a tempo, y el leitmotiv calculadamente sencillo y corto que no satura ni aburre al oyente. La caja de ritmos nos obliga a mover la cabeza a su antojo, lo cual disminuye el aporte sanguíneo al cerebro tanto como para que nuestra consciencia se difumine. Mermada ésta sólo puede atender a algo tan sencillo y directo que no exija mucha concentración, el leitmotiv, la melodía tímida que repite su fraseo una y otra vez, sin descanso, sin fin. Mientras, la batería aparece siguiendo a la caja de ritmos, nosotros entonces seguimos con el cuerpo a la batería, que de pronto, se esconde, desaparece: se queda sola, de momento, la caja de ritmos; los phasers reptan, se deslizan sobre los armónicos como un dedo se desliza sobre pintura fresca de colores; vuelve a aparecer la batería y sonreímos con los ojos cerrados: está jugando con nosotros. Nosotros que somos todos los que andamos en este lugar, aglomerados y solos, viviendo nuestra propia Veridis Quo, marcando el ritmo, sonriendo, ojos cerrados, compartiéndola en silencio, compartiéndonos en silencio, convirtiéndonos, en fin, en esa ausencia de todo que vuelve a las cosas aire.

Nuestra amada, ansiada levedad. Nuestro trocito de eternidad arrebatada a Dios. Nuestro suspiro al Universo, nuestra vida parpadeando una fracción de segundo.
Es algo que por un momento nos hace dejar de ser seres humanos, y que sin embargo, buscamos siempre con anhelo. Es nuestra íntima deserción de nosotros mismos. Nuestra secreta y momentánea autodestrucción.

miércoles, abril 20, 2011

APRENDE A MENTIR FURIOSAMENTE
O VIVE EN LAS AFUERAS, COMO LOS LOBOS
.

Félix Grande

sábado, abril 16, 2011

Ser amigo de un poeta

GEMINADOS

Evans

Él no puede olvidar su propia muerte
y millares de cuervos tienen tumbas
en su vientre;
todos graznan quedamente
motivos de Yann Tiersen.

Tiene miedo a la batalla,
pero parece que olvida
que aquél que no lucha
no muere.

¡Cómo le gustaría ser muerto
sin exponer al criminal el alma!

Plath

Ella no se reconoce en los pedazos
que fue dejando de sí misma en el camino,
y le pierde la pista, de pronto,
a todos los suicidas.

Ella no se reconoce en lo que ahora dice,
en las nuevas palabras que le brotan
directamente del vientre.

Lleva a rastras el alma
vacía
por la herida abierta de la incertidumbre.

Sangra oscuridad el costado de la luna.

Pero yo me alegro, porque veo
que crece.


Rodrigo Rubio Pérez

domingo, febrero 20, 2011

Apagan la luz

Apagan la luz a mi alrededor, y entonces el negro lo es todo, y sólo existen mis pensamientos, porque son transparentes. Me los imagino que nadan en esta oscuridad, tibia al cabo de unos segundos, cuando ya se han acostumbrado mis ojos a ver nada y mis pensamientos nadando, en negro, la nada.

Pienso que si me zambullo, como ahora, en una oscuridad inmensa, dejo de existir para ser todo yo pensamiento, y si toco una mesa no hago más que pensar una mesa con las manos.

martes, febrero 08, 2011

Es un pacto entre caballeros

En situación de media embriaguez no esperes a la musa, sólo aparta tus huesos de donde puedan pisarlos, calla, calla, y espera. De qué sirve hablar cuando sólo quieres hablar. De qué sirve pensar cuando sólo quieres pensar. No puedes ahora, y si levantas un poco los ojos del suelo todavía podrás comprobar cómo el mundo te espera. El mundo siempre espera a quien lo escruta silencioso. Él mismo me lo dijo. Es un pacto entre caballeros. Entonces, ahora sólo quédate quieto, hirviendo de fiebre en silencio, en secreto, y observa con los ojos muy abiertos al mundo cómo calla sin callar, cómo juzga y asalta soberano, cómo, también, te besa y te recita poemas con el viento, cómo, al fin, te mata sin contarte el final.

Es un pacto entre caballeros.

miércoles, enero 26, 2011

Las mentiras, tan jodidamente bellas

Quisiera explicaros tantas cosas que esto acabaría por ser un diario-blog, y me niego en redondo. Por eso me voy a limitar a escribir aquí el séptimo capítulo de Rayuela para dedicárselo a Lara, Rodrigo, Luna, Fancy y Alicia.
Porque, aunque sea mentira, es una mentira jodidamente bella.



Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mi para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.


Julio Cortázar, "Rayuela"

(Pero se acabó la inmadurez)

sábado, enero 22, 2011

A veces, la felicidad es tan simple





que asusta.





... ¿A veces?