Tú no lo recuerdas
pero ya caí contigo,
morimos los dos,
sepultados de melancolía.
Y si me di cuenta tarde,
me di cuenta,
ya no hay muerte alguna
sino la del fin.
No quieras entonces caer más
pues caeremos infinitamente inmóviles,
e inmóviles nos daremos cuenta, al morir,
que estábamos vivos.
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