¿Qué buscas aquí,
lector? ¿Con qué disposición, e incluso pasión -me atrevería a decir-, te
acercas a estas palabras? ¿Es pasatiempo? ¿Distracción, quizás? ¿Es simple
desperezo mental antes –o después- de ponerte con otra cosa? ¿O acaso buscas algo
más? ¿Con qué grado de pasión y sinceridad, a su vez, crees que he escrito yo
este texto? Pregúntate estas cuestiones, lector, porque quizá las respuestas
que encuentres sean las mismas que yo encuentro cuando pienso en los últimos
meses de mi vida.
...
Quizá esa mirada
atenta, anhelante de pasión y Verdad que recorre textos, o cielos, o árboles, o
cines, o cuerdas, o vientos… sea la gran ausente de todo esto. Y, ¿qué es todo
esto sin esa necesaria facultad de mirar?
Es intrascendencia.
Es vacuidad, es
irrelevancia, es idiotez, es futilidad. Me revuelco todos los días en estos adjetivos.
Horas. Días. Semanas. Meses. Todo es una espera mansa e insustancial
(intrascendente, vacua, etc.) hasta el hipotético final. Hablo de la carrera
universitaria. De la formación de seis años. Seis años. Seis años. Seis años.
Yo caí en un error
inmenso que me propició mi propia carrera: supeditar toda la vida a los exámenes.
Dicho de otro modo: todo es menos importante que los exámenes. Dicho de otro
modo: nada es importante excepto los exámenes.
Suena exagerado.
Esperpéntico. Te aseguro que no. Ocurre, y no pocas veces. Se gesta poco a
poco, pero al final adoptas esa actitud. Son muy pocas cosas las que escapan a
esa norma, muertes cercanas y poco más, diría.
Es a donde puede
llevarte una carrera que te requiere casi todas las horas del día durante nueve o diez
de los doce meses del año. Es la inercia de pensamiento al que te lleva esa
desquiciada proporción.
Por eso, ya no hay
mirada que valga. Ya no tiene nada importancia. Ni un texto, ni una conversación,
ni un lugar. Nada. Hay que estudiar. Y meses después, hay que estudiar. Y meses
después, hay que estudiar. Y, ¿mientras? Nada. Nada.
2 comentarios:
Desde luego, yo no me acerco a tu blog, ni a ningún otro (como a la Literatura, al Cine, a la Música…), solo por distracción, para pasar el tiempo, no, yo no me conformo con eso, busco algo más, por ejemplo, aprendizaje, afinidad…: sensibilidad.
Respecto del error que dices haber cometido, el de la supeditación de tu vida a los exámenes, la mayoría de la gente opinará que no es una equivocación, pero yo te doy la razón: lo más importante no son los exámenes, es VIVIR, y vivir no solo consiste en examinarse. Pero estoy seguro, aunque no te conozco mucho, que encontrarás tu camino, equilibradamente; no es fácil.
Un saludo.
El equilibrio es algo tan difícil y tan deseable...
De momento, con lo poco que me queda de terminar de estudiar me resignaré. Luego ya, nos lanzaremos a buscar ese equilibrio.
Un saludo, Pepe
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